Blanquear la bañera
Los cuartos de baño son las estancias del hogar que siempre queremos que estén impecables. Nuestra higiene personal la realizamos allí y queremos que las distintas piezas de los sanitarios estén limpias y relucientes. El transcurrir del tiempo, los restos de jabón, la suciedad, el agua y la cal van menoscabando esa limpieza y el brillo que tenía de nuevos.
En las bañeras, suelen aparecer diferentes manchas como son los puntos negros del temido moho. Aparece también el óxido debido a picadas en el revestimiento. Las bañeras van cogiendo ese tono amarillento que no invita para nada a que nos demos un baño allí. Más bien todo lo contrario.
Vamos a utilizar productos naturales, no tóxicos, y bastante económicos:
- Jabón líquido neutro. (Los detergentes antigrasas que usamos para lavar los platos nos sirven).
- Una taza de bicarbonato sódico. También puedes usar bórax. Se adquiere en droguerías.
- Un vaso de vinagre blanco.
Los pasos para lustrar la bañera son:
- Echar jabón líquido neutro sin diluir directamente por la bañera y con una bayeta ir frotando por todas las paredes y el fondo. El jabón es un limpiador magnífico que arrastra y diluye todas las sustancias grasientas.
- Frotar con un cepillo de cerdas suaves y que sea estrecho o con forma triangular para acceder a los rincones que forma la bañera con los paredes.
- Enjuagar con agua clara y templada, puedes ayudarte con la alcachofa de la ducha. Dejar escurrir.
- Preparar una mezcla con bicarbonato y vinagre blanco. Empieza aplicando esa mezcla por las zonas más amarillentas, para ello te puedes ayudar de una bayeta y continua extendiendo la mezcla por toda la superficie.
- Deja actuar unos minutos el ácido del vinagre. Junto con la acción blanqueante y efervescente del bicarbonato sódico, hará que el blanco vuelva a resurgir.
- Aclarar con agua limpia.
- Secar con paños secos y limpios todas las superficies prestando más atención en las esquinas con paños limpios.
Ahora sí que la limpieza, brillo y blancura de la bañera te invita a tomar un merecido baño relajante.
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